Como es bien sabido, una de las mejoras y más extendidas prácticas para capacitar y entrenar trabajadores en gestión de riesgos y generación de comportamientos seguros es a través de la simulación de entornos laborales. Ejemplo de esto son los simulacros de evacuación, entrenamientos de trabajo en altura, entrenamientos de trabajo en espacios confinados, presentación de videos, uso de maniquís, entrenamiento con extintores, entre otros. Todo esto con el objetivo de enfrentar al trabajador a situaciones de riesgo, evaluar su comportamiento y entregarle las herramientas que le permitan desarrollar habilidades seguras con las que prevenga o controle el riesgo al que se enfrenta en sus actividades cotidianas. Sin embargo, este tipo de prácticas suponen en sí misma un riesgo tanto para los trabajadores como para los instructores, dado que la ocurrencia de un accidente es probable.
Así mismo, es evidente que a pesar de las formaciones que se imparten a los trabajadores, el conocimiento que se entrega y el entrenamiento que se realiza, el nivel de concientización, aprendizaje y recordación observado en los trabajadores tiempo después de las actividades de formación es bajo. Por lo tanto, se hace necesario estructurar estrategias que incrementen el nivel de efectividad de los procesos de formación, capacitación y entrenamiento.
En este orden de ideas surge la Realidad virtual como una respuesta a la problemática; siendo esta una tecnología de las más nuevas y vanguardista en cuanto al manejo de la información por la forma de interacción hombre-computadora y las posibilidades que proporciona para la comunicación entre los seres humanos. La Realidad virtual ha recibido mucha atención por parte de los investigadores y cuenta con numerosas aplicaciones en muy diversos campos como la ingeniería, la medicina, la rehabilitación, el entretenimiento, el entrenamiento de habilidades o la educación.
La tecnología de Realidad virtual permite generar digitalmente un entorno tridimensional que posee muchas de las características del mundo físico y que ofrece un marco en el que el usuario puede situarse y vivir diferentes experiencias. Se trata de un mundo alternativo en el que la persona puede sentirse presente y con el que le es posible interactuar intuitivamente y en “tiempo real” abandonando la postura de mero observador para convertirse en partícipe de la realidad que se está experimentando (Botella, Baños et al., 2007, Liaño, 2006; Meehan, Insko, Whitton y Brooks, 2002).
“La capacidad que tiene la Realidad virtual de hacer sentir y percibir un entorno como real, junto con la posibilidad que ofrece de controlar todo lo que ocurre dentro de esta realidad ficticia, abre la posibilidad de utilizar los contextos virtuales como herramientas académicas. Estas herramientas ayudan a la persona a tomar conciencia, experimentar y modificar aquellas conductas, pensamientos y emociones que son desajustadas dentro de un ambiente seguro en el que cada uno puede llevar a cabo su proceso de cambio de forma gradual y ajustada a sus necesidades y características particulares” (Botella, Baños, Lasso de la Vega et al., 2006; Botella, Baños et al., 2007)
La Realidad virtual constituye una alternativa prometedora pues permite crear mundos ficticios, seguros y controlables que pueden resultar menos aversivos y temidos que la exposición en vivo, tanto para los trabajadores como para los entrenadores o capacitadores.
Esta tecnología permite la creación de entornos virtuales, con elementos y situaciones reales, donde es necesario conjugar los conocimientos con la capacidad individual de identificar los riesgos, permitiendo adquirir hábitos de comportamiento que disminuyan las posibilidades de sufrir un accidente de trabajo. Se pueden adaptar a cada situación de trabajo, generar situaciones complejas para que el trabajador sepa enfrentarse a ellas en el caso que sucedan y todo esto, sin poner en peligro a las personas que realizan la formación ni provocar pérdidas materiales reales.